Te veía pasar cada mañanita
por la orillita del muelle
tan frágil, delicada y bonita
que mis sentíos conmueve
Esta mañana pasaste tan cerquita
que de mi boca salió un grito al aire
“te comería mi niña, toíta, toíta”
en tu rostro desdén y desaire
Habría querido mi niña, que el viento
mi grito a tus oídos, en un arrullo llegase
como un poema de mis sentimientos
y que no se como decirte ni recitarte
Quisiera poder estibar en tu corazón
este sentimiento que me abrasa y quema
no tengo cultura, soy un simple estibador
amarte y tu indiferencia serán mi condena
Francisco Lázaro Martin Martínez